La parte antigua de la ciudad posee numerosos edificios de la época renacentista decorados con frescos exteriores y esculturas y fuentes orneadas de policromos. Varias casas burguesas de aguilón del siglo XVII fueron conservadas con las torres y los techos fuertemente inclinados cubiertos de tubos en forma de escamas de pescado.
Aunque la mayor parte de las fortificaciones han sido destruidas, la ciudad ha conservado varios vestigios de su pasado medioevo, como varias torres y puertas así como la vieja fortaleza cantonal, el Munot, un torreón circular con unas dimensiones impresionantes. El monasterio de Todos los Santos ha sido restaurado y guarda el museo histórico. La iglesia gótica San Juan data de 1120.
Junto a la misma entrada de la estación de tren de la localidad hay una parada de autobuses en la que se puede tomar el número 1 (que existe en forma de autobús y de trolebús), que en un trayecto de unos 15 minutos lleva directamente hasta las célebres cascadas del Rin, una de las atracciones turísticas más importantes del entorno.